330 GT Registry |
La denominación de Gran Turismo se empezó a usar a principios de los años 50 por algunas marcas italianas, para denominar a sus vehículos
de altas prestaciones, pero con concesiones a la comodidad. En estos años, y superada la resaca de la contienda, las modernas autopistas
comenzaban a poblar el viejo continente, permitiendo recorrer grandes distancias a alta velocidad... de manera que, hasta la crisis del petróleo
del año 73, este tipo de vehículos vivió su época dorada. POR IGNACIO PUECHE. FOTOS JAVIER FUENTES
No es ningún secreto que en la segunda mitad de la década de los 50 y durante todos los 60, las marcas italianas experimentaron su momento de máxima gloria en el ámbito de la competición. Principalmente Ferrari y Maserati copaban los primeros puestos en los campeonatos mundiales de Fórmula 1 y Sport, al mismo tiempo que, para lograr su supervivencia, tenían que fabricar máquinas de competición que en manos privadas también obtenían resultados sobresalientes. La progresiva profesionalización de la competición hizo que esto no fuera suficiente para garantizar su futuro y ambas empresas comenzaron a fabricar coches de altas prestaciones, derivados de sus autos de competición, pero con un espíritu más burgués, lo mismo que Lancia había hecho con su Aurelia ya en 1951, y al que denominó como Gran Turismo. SALTO CUANTITATIVO MASERATI 3500 GT | |
1 El ligero diseño da la imagen de un cupé de dos plazas sien- 2 La clásica parrilla de Maserati, presidida por el tridente. 3 La rejilla de evacuación es más estética que funcional. 4 Los pilotos traseros recuerdan mucho a algunos de Fiat. 5 El faro antiniebla, aparte de su función, recarga el frontal del 3500 GT. |
FERRARI 330 GT NUESTRA PRUEBA POR DENTRO | |
1 Aunque no tan agraciado como los cupés de dos plazas, este 2+2 no pierde elegancia. 2 Un frontal muy característico de los Ferrari de los 60. 3 Como en su compañero de prueba, la rejilla es totalmente ornamental. 4 El piloto trasero se integra perfectamente en el diseño. 5 También los grupos ópticos delanteros están integrados en el frontal. |
A LOS MANDOS En principio, y antes siquiera de poner en marcha ambos coches, vamos a recapacitar un poco sobre lo que cabe esperar de cada uno. El Maserati es un 6 cilindros en línea con doble encendido y una potencia de unos 250 CV, frente al Ferrari, que monta un 12 cilindros de casi 4 litros y trescientos caballos de potencia. Ambos disponen de cajas de cambios de cinco velocidades ZF y puentes traseros rígidos, si bien la distancia entre ejes es bastante inferior en el Maserati, como también lo es el peso. Los frenos, de disco en ambos casos en el eje delantero, lo son de tambor en el puente trasero del 3500. A los mandos, lo primero que llama la atención es la similitud de ambos pedalieres, típicamente italianos con pedales grandes y bien separados. La butaca del coche de Maranello, como ya hemos comentado, es especialmente cómoda, aunque su volante, en principio, resulta exageradamente grande. Los carburadores Webber que montan los dos coches no suelen necesitar de aire, y un par de pisotones al pedal del acelerador para que inyecten gasolina es suficiente para que, con sólo girar la llave, los dos propulsores cobren vida, no sin alguna tos. En cuanto han cogido algo de temperatura, empezamos a notar la diferencia. El ruido del 12 cilindros es bastante más grave que el del 6, si bien, este último resulta algo más ruidoso. El motor Colombo es algo más perezoso en vacío y le cuesta más subir de vueltas. Nos ponemos en marcha. El embrague resulta bastante duro en ambos ejemplares, pero la caja de cambios es una delicia en los dos casos, si bien resulta algo más suave la del Ferrari. Un vez en marcha, y sin haber hecho muchos kilómetros, empezamos a sentir aún más diferencias. El 3500 resulta mucho mas nervioso, y por debajo de 3.000 vueltas es extremadamente perezoso, mientras que el rango se trabajo del 4 litros es mucho más amplio. Los bajos son sencillamente portentosos, y empuja sin el menor problema desde mil vueltas. Es verdaderamente agradable y hace casi innecesario el uso del cambio, que por otro lado es suave, rápido y preciso. En el Maserati, el cambio, que también es rápido y preciso aunque algo más duro, necesita ser usado mucho más ya que el propulsor, que también empuja lo suyo, tiene que mantenerse entre las 3.000 y las 4.500 vueltas para resultar divertido. Por poner alguna pega, lo que resulta menos agradable y de lo que pecan ambos, es del tacto del freno. No es que no detengan el coche sin problemas, pero los dos tienen un tacto muy esponjoso al que cuesta acostumbrarse. En la parte dinámica, también hay diferencias apreciables. El Ferrari resulta bastante más pesado lo cual le penaliza respecto a la agilidad de su contrincante, pero da una sensación de mayor aplomo cuando la carretera es menos virada. La gran diferencia en la sección de los neumáticos que montan ambos coches también tiene su efecto en su comportamiento. El Ferrari, con unas medidas 205x1 5 aguanta mucho mejor, especialmente su puente trasero en curvas rápidas, mientras que los delgados 185x15 que monta el Maserati obligan a estar algo más atentos. | ||
1 y 2 Los maleteros eran la envidia de algunas de las berlinas de su época. 3 y 4 Ambos portan en el frontal su seña de identidad, el tridente de Maserati y el cavallino de Ferrari. | ||
5 y 6 | ||
Libros: Maserati 3500GT, 3200GT, 4200GT Páginas web: www.maserati3500gt.pin.de www.maseratinet.com Clubes: Maserati Club Internacional | Libros: La gran historia de Ferrari Páginas web: www.330gt.com www.jb330gt.com |
CONCLUSIONES
Mientras realizábamos esta prueba, vino a mi mente una historia. Me imaginé siendo un rico industrial italiano que, estando en Roma a mediados de los 60, tendría que hacer un viaje hasta Milán. En el garaje, el viejo Maserati, con cuatro años de duro servicio a sus espaldas, pero en perfecto estado: rápido, ágil, divertido.., junto a él, mi última adquisición; el 330 GT. Puedo elegir entre hacer el viaje emulando a los pilotos de las ya desaparecidas Mil Millas usando las viejas carreteras o usar la nueva “autostrada” con lo que llegaría rápidamente y sin ningún esfuerzo. Creo que cada camino tiene su coche e intuyo que ustedes ya lo han descubierto.
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