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LA DUQUESA DE ALBURQUERQUE,
MUERTA EN ACCIDENTE DE CIRCULACIÓN
El automóvil en que viajaba con su hijo primogénito chocó contra otro
conducido por don Rafael Leónidas Trujillo
LOS DOS ÚLTIMOS, HERIDOS DE CIERTA GRAVEDAD
A consecuencia de un choque de automóviles ocurrido ayer, poco después de las nueve de la mañana, a la entrada de la carretera de Irún por Chamartín, en la avenida de Burgos, resulté muerta doña Teresá Bertrán de Lis y Pidal, duquesa de Alburquerque.
El automóvil matrícula 466-NT-64, conducido por la ilustre dama, chocó de frente con otro, matrícula 2-M-7726, que circulaba en dirección opuesta, conducido por don Rafael Leónidas Trujillo, hijo del ex presidente de la República Dominicana general Trujillo, que se dirigía a su residencia en “La Moraleja”, y resulté gravemente herido.
La duquesa procedía de la finca “El Soto”, próxima a Algete, donde residen habitualmente los duques de Alburquerque, y traía consigo a su hijo mayor, de once años de edad, Juan Osorio y Bertrán de Lis, marqués de Cuéllar, título que le corresponde como primogénito del ducado de Alburquerque, quien también resultó gravemente herido, con fracturas de brazo y pierna y herida en la cabeza.
La duquesa y su hijo habían salido de la finca a las nueve de la mañana, y el viaje tenía como objeto llevar al joven Juan Osario al centro docente donde estudia bachillerato para pasar el examen trimestral.
Las tres víctimas del accidente fueron trasladadas a la Clínica de La Paz, donde la duquesa falleció, y su hijo quedó hospitalizado en grave estado.
El señor Trujillo, que sufría traumatismos en la cara, piernas y caderas, pasó posteriormente a la clínica Covesa, donde el doctor Sada, que con el doctor Garaizíábal le someterá a una intervención quirúrgica, manifestó a primera hora de la noche a un redactor de A B C que su estado no es inquietante. La familia ha rehusado hacer manifestación alguna.
El duque de Alburquerque, don Beltrán Osorio y Diez de Rivera, figura señera de la hípica española y jinete olímpico, que se encontraba en Sevilla, regresó inmediatamente a Madrid.
El cadáver de la duquesa fue trasladado a la residencia familiar del paseo de Calvo Sotelo, 13, donde quedó instalada la capilla ardiente. Durante toda la tarde y primeras horas de la noche fue incesante el desfile de personalidades por la residencia madrileña de los duques de Alburquerque, adonde acudieron también doña Carmen Polo de Franco y los Príncipes Don Juan Carlos y Doña Sofia.
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Verdadera consternación y sincera pesar ha producido la muerte en plena juventud, y debida a un trágico accidente, de la duquesa de Alburquerque. Hija de los marqueses de Bondad Real, doña Teresa Bertrán de Lar y Pidal contrajo matrimonio con don Beltrán Osorio y Díez de Rivera, duque de Alburquerque, poseedor de otros muchos títulos y grandezas de España, jefe de la Casa de Su Alteza Real el Conde de Barcelona, y que tanto por la distinción de su estirpe como por su propia personalidad es una de las figuras más destacadas de la nobleza española. Digna compañera suya ha sido la ilustre dama prematuramente desaparecida. Sus virtudes de esposa y madre, la dulzura de su carácter, su sencillez y la amabilidad con la que trataba a todos cuantos a ella se acercaban la granjearon generales simpatías y afectos. Esto y dramáticas circunstancias en que ha perdido la vida, harán de su fallecimiento un día de luto rara la sociedad madrileña, que por mucho tiempo conservará su recuerdo, uniéndose al dolor de sus atribulados familiares y, en especial, al de su esposo, quien, can sus hijos, los hermanos de la finada—entre ellos, Patricia Beltrán de Lis, de Marañón—, madre política, duquesa viuda de Alburquerque, y demás deudos, reciben incontables manifestaciones de condolencia.
Ultima hora
A primeras horas de la madrugada llamamos a la clínica Covesa, para interesarnos por el estado de salud de Rafael Leónidas Trujillo, información que no fue posible obtener porque los servicios de guardia no tenían instrucciones de la Dirección del centro para hacer ninguna manifestación;
En la Clínica de la Paz fuimos amablemente atendidos: a esa hora, pasadas las dos de la madrugada, el hijo primogénito de los duques de Alburquerque se había recuperado de la anestesia y estaba tranquilo. Había sufrido en el accidente fractura del fémur izquierdo y del radia derecho. El pronóstico médico se mantenía reservado.
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